domingo, 7 de febrero de 2010
El apoyo de los padres
En el fútbol aficionado se ha vuelto un lugar común ver cómo algunos padres de familia tratan de hacerse los protagonistas durante los partidos asumiendo el papel de entrenadores, peleando con los árbitros, reclamándole al profesor de su hijo por qué no hizo tal o cuál cambio delante de todo el mundo, para luego invitarlo al consabido derroche de cervezas en los quioscos aledaños a las canchas hasta altas horas de la noche.
Y ya que son estos padres los que más se hacen notar, se ha creado en el fabulario deportivo la idea de que son unos tipos “duros” y generosos, el vivo ejemplo a seguir, y se ha impuesto el paradigma de que esa es la manera más efectiva de ayudar a los hijos.
Pero, ¿Cuál podría ser un aporte realmente significativo del padre de familiar en la formación deportiva de su hijo? De acuerdo con nuestra experiencia, creemos que hay aspectos muy puntuales en los cuales la vigilancia de los padres es vital:
1)- en la alimentación del niño: cuidar que sea balanceada y sana y que sea a tiempo (no son pocos los que castigan a sus hijos horas y horas en una cancha mientras ellos departen con sus amigos);
2)- en los hábitos de hidratación. Especialmente en zonas tropicales o secas se debe cuidar que el niño consuma por lo menos 8 vasos de agua diarios. Además, que evite el consumo de cafeína y gaseosas, las cuales, por sus propiedades diuréticas, estimulan la deshidratación.
3)- en el descanso adecuado: que duerma en un colchón cómodo y una habitación limpia con buena ventilación y sin ruidos de televisión u otros aparatos; es sabido, por ejemplo, que si el niño tiene el computador en su cuarto no son pocos los que se levantan en la madrugada a darle teclas. Y por supuesto, que se acueste temprano y duerma mínimo ocho horas (no olvide que durante el sueño se dispara la hormona del crecimiento);
4)- en la higiene del cuerpo: que sea impecable. Dicha cultura debe convertirse en un hábito. Orientarlo sobre la presentación personal y el manejo de su imagen. Y, por supuesto, la higiene mental: Cómo maneja su tiempo libre y cómo son sus relaciones con el resto de la familia. Esto es muy importante, porque desarrollarse un ambiente relajado y sin mayores conflictos siempre será un excelente caldo de cultivo para un deportista en cierne. Verifique, además, el círculo de sus amistades.
5)- en el apoyo en el estudio: No sólo se debe estar atento al deporte, nadie sabe si este chico finalmente terminará siendo futbolista. También es fundamental la formación académica, que conozca otro idioma, que explore opciones profesionales, que se documente sobre el manejo del dinero y la popularidad. Con este conocimiento no se nace, es necesario adquirirlo.
6)- en un inteligente respaldo anímico. No son pocos los padres que desmotivan a los hijos resaltándoles sólo los errores, presionándolos, llenándolos de angustias, exigiéndoles perfección en sus lances. Cómo resulta valiosa para un muchacho esa voz de aliento, ese soporte moral, muchas veces sin necesidad de decir nada, pero mostrando tranquilidad y confianza en el semblante, ese simple estar ahí que ya es tanto.
7)- y, por supuesto, que se le garantice al niño la posibilidad de desarrollar un entrenamiento serio y sistemático, que se escoja un club organizado con profesores capacitados y pacientes, que el niño posea la implementación adecuada, que tenga su seguridad social (EPS o Sisben) y que no tenga problemas para transportase hacia las canchas o para sus refrigerios.
De hecho, son tantos los asuntos donde los padres podrían intervenir en forma pertinente, que nos parece lamentable el desgaste de energía que hacen en temas que no les corresponden. Definitivamente aportarían más si ejercieran a cabalidad su papel de padres, en una actitud vigilante y afectuosa, buscando siempre capacitarse en los temas arriba mencionados, sirviendo de apoyo y no de estorbo, asimilando la actividad deportiva como un complemento para la formación integral de su hijo. Y, por supuesto, evaluando, porque si no les parece que sea el club ideal para sus hijos pueden buscar otras opciones.
Lo increíble es que todavía se le siga dando crédito a una caterva de padres agresivos y belicosos, que son, si nos fijamos bien, realmente muy pocos, cuando hay muchos padres que apoyan correctamente a sus hijos, sustentados en la paciencia y la decencia cultivadas desde el mismo núcleo familiar.
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